Tal y como nos dice el gran monje budista Thich Nhat Hanh, «Algunas veces la alegría es la fuente de tu sonrisa y otras veces la sonrisa es la fuente de tu alegría».
¿Te has fijado en lo que ocurre cuando te cruzas con una persona sonriente?, inmediatamente tiendes a sonreír debido a la activación de unas células nerviosas, las neuronas espejo, que actúan reflejando la acción de la persona que tienes frente a ti.
Este hecho produce en nosotras un efecto relajante que nos ayuda a afrontar con mayor facilidad los momentos difíciles, ya que transmite tranquilidad y confianza. Se trata de una actitud hacia la vida que nos facilita nuestras relaciones y que nos invita a disfrutar del momento presente, a centrarnos en «el aquí y el ahora».
Evidentemente vamos a pasar por múltiples procesos a lo largo de nuestra existencia, algunos felices y otros no tanto. De nosotras depende cómo afrontar esos procesos. Podemos mirarlos de frente, atravesar ese duelo que llevan implícitos, aceptando nuestras emociones y extraer todo el aprendizaje que nos muestran, o bien, podemos lamentarnos eternamente de todo lo que nos pasó y de todo lo que nos pasará en el futuro.
Por mi experiencia puedo afirmar que la sonrisa es la mejor herramienta que tienes para afrontar tus problemas. Sus beneficios físicos y psicológicos son múltiples, desde la disminución del estrés y la ansiedad, hasta la disminución de la tensión arterial.
¿No te gustaría volver a sentirte como cuando eras niña y disfrutabas de cada uno de los instantes que la vida te regalaba? En aquellos momentos reías y jugabas sin preocuparte por nada más. Esos instantes te daban vida, te nutrían y te permitían liberarte, expandiendo tu corazón y conectando con tu verdadera esencia.
Sonríe a la vida y deja que la vida te sonría, que te muestre tu verdadera identidad, que te permita disfrutar de tu existencia, dejando atrás esos miedos que te paralizan y te impiden avanzar.
Créeme si te digo que cuando la vida te sonríe es porque tú sonríes a la vida.
Te propongo un ejercicio sencillo:
Haz una pequeña lista con todas aquellas cosas que te han hecho feliz en esta vida y visualízala cada mañana cuando te levantes. Vas a ver el maravilloso efecto que este ejercicio tiene en ti.
Te aseguro que acabarás leyendo tu lista cada día con una sonrisa dibujada en tu rostro.