Seleccionar página

En nuestro proceso madurativo vamos atravesando diferentes etapas que suponen para nosotras un aprendizaje.

Pasar por cada una de ellas no sólo es aconsejable, sino que es necesario para poder evolucionar en el camino de nuestro autoconocimiento.

Yo he sido de esas mujeres que se resigna a los acontecimientos sin aceptarlos, luchando continuamente por cambiarlos si no eran de mi agrado.

Quejarse porque las cosas no nos salen como queremos no nos soluciona el problema en absoluto.

Todo lo que ocurre a nuestro alrededor tiene un sentido de ser, nada sucede porque sí.

Esas experiencias que vamos atravesando están ahí para proporcionarnos un aprendizaje y para permitir que sigamos evolucionando en nuestro camino.

Si seguimos huyendo de ellas, volverán a aparecer en nuestra vida de una forma u otra para permitirnos avanzar en nuestro desarrollo emocional.

El secreto está en ser capaces de mirar con otros ojos lo que sucede, aceptando la situación.

Desde que descubrí la aceptación soy otra persona. No opongo resistencia a los momentos difíciles. Observo desde el entendimiento y agradezco este proceso porque sé que me está ayudando, porque sé que me está haciendo más fuerte.

Cuando miro atrás en el tiempo veo antiguos temores que me mantenían ocupada durante horas e incluso durante días. Eran temores muchas veces infundados, fruto de la negación, de la no aceptación de mi propio proceso.

Observar lo que ocurre, aceptándolo tal y como viene es totalmente liberador.

Esto no significa que algunos acontecimientos de mi vida no me supongan momentos de tristeza y dolor, pero los acepto, sé que suponen una oportunidad de crecimiento.

¿De qué sirve la queja? ¿Nos proporciona algún tipo de solución? ¿Nos libera de alguna manera?

La clave para poder vivir en paz en este mundo es aceptar todo aquello que ocurre y que no podemos cambiar.

La aceptación nos permite aprender de cada crisis y nos libera de tal forma que aprendemos a encarar los obstáculos desde el autoconocimiento y el crecimiento personal.

Y tú ¿aceptas o te resistes?