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Ser agradecida es una forma de actitud ante la vida que nos proporciona un gran bienestar.

Fuera de los límites de la cortesía, dar las gracias significa reconocer la implicación de los demás y de cualquier situación, provocando una apertura emocional libre y sincera.

¿A quién no le gusta que le agradezcan su esfuerzo, su compañía, su comprensión o su entrega?

Es evidente que ese apoyo te hace crecer, te empodera y te identifica con tus actos.

Ser agradecida es estar abierta a los cambios y circunstancias que aparecen en tu camino, es sentir los beneficios que te aportan las diferentes situaciones, incluso aquellos desafíos que aparecen.

En esta vida vamos pasando por diferentes etapas, algunas positivas y otras no tanto, pero todas ellas beneficiosas para nuestro crecimiento interior.

Conocernos y amarnos son claves para afrontar la vida con ilusión, esperanza y serenidad.

Igualmente importante es el ser agradecida contigo misma, valorar las cosas sencillas y las barreras que afrontas a diario. Autorreconocerte como un ser único y excepcional, lleno de vida y de ilusiones.

Me gusta dar las gracias por el aire que respiro, por el agua que bebo, por el sol acariciando mi piel, por las risas de mis hijas, por la lluvia que cae del cielo o simplemente por existir.

Ser agradecida, además de mejorar tu actitud ante la vida, mejora tus relaciones con los demás, tu salud física y mental, y te permite disfrutar de una vida más plena.

Dar las gracias genera un estímulo en la otra persona y en cada una de nosotras, abre puertas en lugar de cerrarlas y genera una energía creativa que fomenta la positividad.

¿Quieres atraer bendiciones a tu vida?

Si es así practica la gratitud. Cuanto más aprecies lo que te aporten los demás y más te reconozcas a ti misma, mejor enriquecerás tu vida.

Como decía Lao Tse «El agradecimiento es la memoria del corazón».

GRACIAS es esa palabra mágica que atrae innumerables beneficios.

¿No me crees? ¡Pruébalo!

Ser agradecida siempre te hará feliz 😉