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Carl Honoré, autor del libro «Elogio de la lentitud: Vivir deprisa no es vivir, es sobrevivir», nos sorprende con sus consejos para poder frenar el tiempo y vivir mejor. A través de sus páginas nos incita a disminuir la velocidad de nuestra vida diaria y, de esa forma, fomentar nuestra salud y nuestras relaciones.

Entre los consejos que nos ofrece se encuentran los siguientes:

  • No dejes que tu agenda te gobierne. Muchas cosas que te planteas ahora son postergables. Prueba y verás.
  • Cuando estés con tu pareja y tus hijos, o con tus amigos, desconecta el teléfono.
  • Tómate tiempo para comer y beber. Comer apurada genera males digestivos y si la comida es buena y está bien sazonada no la apreciarás como se debe. Éste es uno de los placeres de la vida, no lo arruines.
  • Pasa tiempo a solas contigo misma, en silencio. Escucha tu voz interior. Medita sobre la vida en general. No tengas miedo al silencio. Al principio te será difícil, luego notarás los beneficios.
  • No te aturdas con ruidos o mires la televisión como si fueras una medusa petrificada. Escucha música con calma y verás que es bellísima. No te quedes frente al televisor porque sí.
  • Escribe un ranking de prioridades. Si lo primero que escribes es trabajo, algo anda mal, vuelve a redactarlo. El trabajo es importante y debemos hacerlo, pero medita y notarás que no es lo más importante de tu vida.
  • No creas eso de que en poco tiempo das amor. Es una estupidez pensar que se puede amar una hora por día y basta con eso. Escucha los sueños de la gente que amas, sus miedos, sus alegrías, sus fracasos, sus fantasías y problemas.
  • No creas que tus hijos pueden seguir tu ritmo. Eres tú quien debe desacelerar e ir al ritmo de ellos. Recuerda que la conversación y la compañía silenciosa son los medios de comunicación más antiguos que existen.
  • El virus de la prisa es una epidemia mundial. Si lo has contraído, trata de curarte.
  • Retoma el control del tiempo, no caigas de nuevo en sus redes.

El estrés de la vida diaria provoca en nosotras una ansiedad que nos oprime y nos impide vivir con plenitud.

 

 

Desacelerar la actividad cotidiana nos beneficia ya que nos permite disfrutar más del tiempo presente, enfocándonos en él, valorando el aquí y el ahora como un momento único.

Se trata básicamente de reducir la marcha y de buscar el tiempo justo para cada cosa, detenerse para poder seguir avanzando.

No es beneficioso vivir por inercia, obviando lo que realmente importa.

Ser, en lugar de tener, ahí reside la clave.

¿Por qué convertirnos en un manual multitarea? Es importante saborear los momentos y priorizar en la vida.

La vorágine de información que nos bombardea continuamente, la infinidad de recursos con los que contamos y nuestro instinto natural de supervivencia nos conducen a la sobresaturación de actividades, de metas diarias y de objetivos inalcanzables.

Realizamos varias tareas a la vez, llegando a finalizar muy pocas, de las cuales raras veces disfrutamos ya que apenas les prestamos la atención necesaria para llevarlas a cabo.

Si aprendemos a priorizar valorando lo que es realmente importante para nosotras y le dedicamos el tiempo necesario, disfrutaremos mucho más de nuestras experiencias a la vez que ganaremos en salud.

¡Busquemos el ritmo adecuado para cada cosa!