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Frecuentemente se asocia la soledad con el vacío existencial, la carencia de amor o la tristeza. 

Cuando hablamos con alguna persona y nos comunica que se encuentra sola, sentimos una mezcla de pesar y angustia por ella, empatizamos frente a ese miedo que nos paraliza y nos conmueve.

Pero, precisamente, es esa soledad lo que nos hace falta en ese momento de nuestras vidas.

Buscamos la solución en el exterior, depositamos nuestras esperanzas en otro ser humano, sin entender que primero necesitamos reencontrarnos con nuestra esencia, partir de nuestro amor hacia nosotras mismas.

Cuando estás conectada con tu ser, proyectas amor y atraes amor.

Los momentos de soledad, acompañados de meditación, te proporcionan esa conexión con tu esencia. Te permiten disfrutar de esa soledad que llena tu vida de libertad, deseos y propósitos. Te facilita un mayor conocimiento de ti misma, de tus emociones, de tus anhelos y de tus objetivos.

Es esa paz que nos proporcionan esos momentos de soledad, lo que necesitamos para seguir avanzando, para iluminar nuestro camino, para transformarnos y evolucionar como seres humanos.

Alejarnos de los demás, en un momento determinado, nos facilita tomar cierta perspectiva y llenar de nuevo nuestro corazón, impulsando nuestra vida.

Vivir activada, recargando las pilas, te permitirá llenar de oxígeno tus pulmones, recuperando esa fuerza que necesitas.

Déjate llevar por el aquí y el ahora, sin exigirte demasiado. Conecta contigo misma y aprende a reconciliarte con tu cuerpo y con tu alma.

Sé tú, sin miedo, sin reparar en los comentarios u opiniones de los demás.

Has venido a este mundo a ser feliz, a vivir en armonía con tu ser, en total conexión con tu esencia.

Aprovecha tu oportunidad y disfruta de ti misma, abraza tus momentos de soledad y descubrirás quién eres en realidad, qué quieres para ti en estos instantes y qué merece tu atención.

Recuerda que todas aquellas personas que hay en tu vida están a tu lado para enriquecerla, nunca para limitarla. Suelta todo aquello que no encaje contigo y llena ese espacio con algo mejor.

Y si, en alguna ocasión, pierdes el rumbo, recuerda cuál es tu propósito y sigue adelante.

Eres única y maravillosa. Todo lo que necesitas está en tu interior. Abrázalo sin miedo y permítete SER.