Tenemos más de sesenta mil pensamientos al día y la mayoría de ellos son negativos. Por eso es tan importante ordenar nuestra mente, ese espacio que conecta nuestros pensamientos con nuestra vida diaria.
En la filosofía zen, el orden es imprescindible para alcanzar el camino de la iluminación y, de hecho, entre sus prácticas, incorporan la limpieza como una parte más de su aprendizaje, ya que, según sus enseñanzas, existe una similitud entre la limpieza de nuestro hogar y la limpieza de nuestro espíritu.
En los templos budistas y en las escuelas de Japón son los monjes y los alumnos los que se encargan de limpiar el templo o el centro escolar, esta práctica se conoce con el nombre de «o-soji». En el acto del soji, aprendemos a limpiar nuestra mente y nuestro ego. Mediante la meditación, recapacitamos sobre nuestra limpieza espiritual, sobre aquellos rasgos que precisan una mayor humildad, sobre nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades.
A través de este estado de consciencia, liberamos el espíritu de cargas, ordenando nuestro espacio vital, centrándonos en el momento presente, limpiando nuestra mente de la basura acumulada en su interior, atrayendo la calma necesaria para conectar con nosotras mismas.
Ordenar nuestro hogar, se convierte así en una tarea placentera. Al liberar nuestra mente de falsas expectativas y pensamientos recurrentes, aunque sea únicamente cuando realizamos nuestras tareas domésticas, estamos creando un hábito que va a influir de manera muy positiva en nuestro estado.
Ya que se trata de una tarea inevitable para la mayoría de nosotras, ¿por qué no buscar su lado positivo y potenciar su utilidad?
Hace unas semanas me quedé sin lavavajillas, dejó de funcionar y, aunque no es imprescindible, reconozco que me ayuda muchísimo en la gestión del tiempo que dedico a las tareas domésticas. En fin, he pasado dos semanas sin él y durante ese tiempo he lavado muchos platos, ollas, vasos y cubiertos. Lo que empezó siendo una tarea tediosa, se ha llegado a convertir en un momento de conexión para mí. El contacto con el agua y la limpieza de cada cosa, me ha mantenido en el momento presente, devolviéndome a la realidad del ahora.
Si pasamos el tiempo recordando el pasado o preocupadas por el futuro, no estamos disfrutando del presente, no valoramos lo que tenemos, no construimos nuestro día a día, simplemente nos dejamos llevar por la corriente, sin fijar el rumbo.
Nuestra mente es nuestra principal aliada para llegar a nuestra meta. Nuestro objetivo debe ser el de utilizarla a nuestro favor, el de hacer que trabaje para nosotras, que nos apoye en nuestro propósito, que nos impulse a crear la vida que merecemos vivir.
Limpiar nuestra mente es limpiar nuestro espacio vital, es deshacernos de falsas creencias, es liberarnos de falsos mitos, es abandonar nuestros patrones, llenando ese espacio con acciones productivas.
Nuestra mente es como un jardín maravilloso, lleno de flores preciosas y mariposas de lindos colores. Si dejamos que las malas hierbas lo invadan, ese precioso jardín se transformará en un vasto espacio que nos domine y no nos permita crecer. Para que esto no ocurra, es primordial que arranquemos esas malas hierbas, que reguemos esas lindas flores y que abonemos cada uno de esos árboles para que den sus frutos y nos permitan deleitarnos con su incomparable sabor.
Si, de todas formas, es un trabajo que debes realizar, ¿por qué no llevarlo a cabo con una clara intención?, ¿qué puedes perder?
Siente que cada vez que limpias el polvo de tu hogar estás limpiando el polvo acumulado en tu mente. Siente que cada vez que barres tu casa, barres esos pensamientos que te impiden avanzar. Siente que cada vez que tiras la basura al contenedor, sacas de ti todas esas ideas que se acumulan en tu mente, impidiendo que ésta brille con intensidad.
Así pues, cuida tus pensamientos, limpia tu espacio mental y llénalo de todo aquello que te aporte, que te permita disfrutar de tu presente con ilusión. Desarrolla todas esas habilidades que tienes y escucha a tu corazón. Aprende a conocerte y reserva ese espacio durante el día para escuchar la voz de tu alma.
Y ahora, ¿estás dispuesta a limpiar tu mente?, ¿te apetece intentarlo?