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Se acerca el final de 2018 y es un buen momento para pararnos a pensar en todas la cosas que nos han ocurrido durante este periodo.

Muchas de nosotras habremos encontrado el amor, disfrutado de una gran amistad, conocido personas maravillosas que formarán siempre parte de nuestras vidas, finalizado una relación, superado una enfermedad, despedido a un ser querido o dado la bienvenida a un nuevo miembro en nuestra familia.

A lo largo de nuestra vida se suceden infinitud de acontecimientos que valoramos positiva o negativamente en función de cómo nos afectan directamente.

Las cosas suceden sin más, pero somos nosotras quienes les damos mayor o menor importancia a través de nuestras emociones.

Si este año ha sido duro para ti seguro que hay algo positivo en todo ello. Forma parte de tu aprendizaje, de algo necesario para tu crecimiento personal.

 

 

Es inevitable sentirse abatida cuando experimentamos una decepción, una separación o una pérdida irreparable. Pero, sin duda, podemos decidir ahogarnos con esta experiencia o aprender de todo ello.

Por eso es importante pararse de vez en cuando y agradecer todo lo que hay en nuestras vidas, las personas que nos rodean, nuestros bienes materiales, nuestra salud, nuestro trabajo, nuestros hijos y darnos cuenta de lo afortunadas que somos.

Cuantas veces ha ocurrido algún acontecimiento intenso que nos ha marcado y nos ha hecho recapacitar. Nos hemos parado a pensar en la suerte que tenemos de no haber sido nosotras las personas desafortunadas. Nos hemos propuesto vivir más intensamente el presente y disfrutar de la maravillosa vida que tenemos. Pero, tristemente, olvidamos esta decisión a los pocos días. Nos embutimos de nuevo en la rutina y el estrés diario, y nos dejamos llevar por la corriente de quienes deciden por nosotras.

¿Por qué no detenerte un instante y valorar todo lo que tienes y todo lo que eres?

¿Por qué no preguntarte cómo me siento, qué me hace sentir así, qué quiero realmente y qué me impide conseguirlo?

Ahora es un buen momento para hacer esa parada en el camino y enfocarte en lo que deseas realmente en tu vida, para empezar el año con un objetivo claro, siendo más consciente de lo que te hace realmente feliz y disfrutando de las oportunidades que aparecen en tu camino.